2Pedro 1:1-4.
Es interesante notar que quien escribe esta porción de las Escrituras, se identifica como Simón Pedro, muy diferente a su primera epístola donde sólo se identifica como Pedro.
Simón es el hombre de personalidad débil y temerosa, convertido por nuestro Señor Jesucristo como Pedro, el hombre de personalidad fuerte y estable como una roca.
Simón Pedro, temeroso de dañar a alguien pero firme en lo que exhorta.
2Pedro 1:1 “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa como la nuestra”
“Siervo y apóstol de Jesucristo”, esclavo y uno más de los enviados por Jesucristo. No el único, no el principal, sólo uno de la Viña del Señor. Se está dirigiendo a aquellas personas que en algún momento de sus vidas aceptaron al Señor Jesús como su Salvador personal. A los que alguna vez ‘habéis alcanzado por Jesús, una fe preciosa’
= Una fe preciosa es una fe que salva. Romanos 1:17 “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. Una fe preciosa es la que va al Señor Jesús y deposita en sus manos todas sus aflicciones. Una fe preciosa es la que une al creyente, débil o fuerte, con Cristo. Esta fe preciosa obra a través del Espíritu Santo.
Pero, ¿Qué es, lo que ese hombre temeroso pero firme le está diciendo a la iglesia?
2Pedro 1:2 “Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús”
= Gracia y paz; así, en ese orden. Primero somos salvos de condenación, luego experimentamos la paz. Romanos 5:1 “justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” “Os sean multiplicadas”. ¿Cómo? “En el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús” Hemos creído, ahora necesitamos crecer aprendiendo más de Dios y viviendo sus enseñanzas.
Apocalipsis 5:10 “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”
¿Te has puesto a pensar lo que Dios quiere para cada uno de nosotros?… Gracia y paz multiplicadas por mil (o un millón, no se)… reyes y sacerdotes de Dios reinando en la tierra. San Juan 12:26 “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor”… Seguir a Jesús y estar donde siempre EL está.
2Pedro 1:3 “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dada por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”
Ese hombre temeroso pero firme en su exhortación también está diciendo a la iglesia que Dios nos ha dado todo lo necesario para vivir una vida plena, apartada del mal y reflejando la santidad de Dios.
2Pedro 1:4 “por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”
= Nos ha dado grandísimas promesas para que se hagan realidad cuando las aceptemos por fe y conozcamos más de EL.
. San Juan 6:37 “…al que a mi viene, no le hecho fuera”
. San Mateo 11:28 “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os hare descansar”
1Juan 5:12 “El que tiene al Hijo tiene la vida”
… Pero la gran promesa del Nuevo Testamento la encontramos en San Lucas 24:49 “He aquí, yo enviare la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos aquí en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto”
“Que seáis investido de poder desde lo alto” Desde que aceptamos al Señor Jesús como nuestro Salvador, tenemos la naturales divina por el nuevo nacimiento; pero eso no significa que ya estamos libres de la vieja naturaleza. Siempre tenemos conflictos por las pasiones humanas que todavía quieren controlarnos.
Cuando somos investidos por el Espíritu Santo, su divino poder nos hace libres; y nosotros sabemos que somos libres porque ahora “Su Divino Poder” tiene el control de nuestras vidas y nosotros mismos nos vemos abandonados completamente bajo su cuidado.
Temerosamente, no queriendo dañarte, pero firme en su exhortación, éste esclavo, servidor del Señor Jesús te está diciendo hoy: Las preciosas y grandísimas promesas de Dios, son para ti; por la preciosa fe que EL te ha dado, acéptalas.
Dios te bendiga ricamente.