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1 Juan 2: 12-17.

La vida de toda persona la podemos dividir en tres etapas: bebes-niños, adolescentes-jóvenes, y los padres.

Los más pequeñitos despiertan ternura y admiración, todos son hermosos, pero al mismo tiempo son los seres más egoístas que existen; quítale algo de sus manos y veras el lio en que te metes. Tienen que crecer.

Los jóvenes, están en medio; tienen la fuerza que no tienen los niños ni los mayores. La etapa de los pañales y biberones quedaron atrás, ahora se enfrentan a fuertes batallas. Proverbios 20:29 “la gloria de los jóvenes es su fuerza”

Los padres, son los que hace tiempo han dejado de ser bebes, aunque sigue aprendiendo nadie como ellos para un buen consejo, sus experiencias lo van a convertir en un ser maduro.

Al bebe hay que alimentarlo y cuidarlo para sacarlo de la cuna, no debe quedar allí por mucho tiempo, para cuando llegue a joven sepa luchar y ser un vencedor y más adelante un adulto maduro, quiero decir responsable.

Así exactamente somos todos los cristianos, no todos tienen la misma estatura; hay bebes en Cristo, jóvenes en Cristo y adultos mayores en Cristo. La Palabra de Dios los define de la siguiente manera:

1 Juan 2:12-14 “Os escribo a vosotros, HIJITOS, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre… porque habéis conocido al Padre…

Os escribo a vosotros, PADRES, porque conocéis al que es desde el principio…

Os escribo a vosotros, JOVENES, porque habéis vencido al maligno… porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno”

I n t e r e s a n t e. Nacemos cuando “vuestros pecados han sido perdonados” San Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron (a Cristo Jesús como su salvador personal), a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”; Dios nos da el soplo de vida, el Espíritu Santo, y desde ese momento, día a día, nos habla y enseña cómo es Dios y cuál es su voluntad para con cada uno de nosotros, haciéndonos personas que llegamos a conocer quien es Dios, Hebreos 8:11 “Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos”. Pero en niño tiene que crecer, aunque le guste la cuna, tiene que salir de allí; con nuestras limitaciones tratamos de ayudarle y orientarle, pero será el Espíritu Santo quien constantemente le enseñará de Dios y le orientará a lo mejor.

Hay un maligno que continuamente está en guerra con nuestro espíritu, mas aquellos que se han dejado instruir por el Espíritu Santo, en quienes mora la Palabra de Dios, están muy bien equipados para la conquista del mundo, ellos, podrán manejar sus brazos y vencerlo.

Dios nos ha creado con una voluntad y decisión propia, podemos tirar todo esto, pero si hemos decidido seguir a Cristo, la Palabra de Dios nos exhorta:

1Juan 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo”

– Reserva tu amor solamente para Dios. Aunque físicamente la tierra es buena, debemos admirarla solamente como la obra de Dios, como un vaso en el que brillan sus perfecciones. Y a las cosas que allí hay, cuando más las amamos, el amor a Dios disminuye hasta desaparecer.

¿Qué “cosas están en el mundo” de las cuales debemos alejarnos? Todo lo que no viene de Dios.

1Juan 2:16 “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseo de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”

– Los deseos de la carne, aquellas actitudes egoístas a que nos ha introducido el enemigo y nos ha convertido en una humanidad caída (Gálatas 5:16-21 “adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgias, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho, que los que practican tales cosas no heredaran el reino”) Es como ver la vida como un agujero que hay que llenar para ser feliz, y en lugar de llenarlo de Dios (1Juan 4:8 “Dios es amor”), lo lleno de pecado; pues, tales, “no heredaran el reino”

– Los deseos de los ojos, codicia por posesión de riquezas.

– La vanagloria de la vida, orgullo, ambición y sed de honor y aplausos.

1Juan 2:17 “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”

El mundo y sus deseos son temporales, todo se marchita y muere; si no preguntémonos, ¿Qué ha sido de la pompa y el placer de aquellos que hoy están en la tumba? Más el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.

La vida eterna está unida al estilo de vida que decidas hoy.

No basta ser un creyente, tenemos que ser un creyente adulto, maduro. Cuidado, hay quienes nacieron de nuevo, pero que hace tiempo han dejado de crecer.

Dios te bendiga ricamente.